jueves, 1 de abril de 2010

ATRACTIVOS TURISTICOS DE PUNO

PUNO
Puno hay que conocerlo con calma, a paso lento y sin agitarse demasiado; no sólo para gozar con la belleza de esta ciudad ubicada a 3,860 m.s.n.m., sino para evitar los mareos y el dolor de cabeza, síntomas inequívocos del mal de altura o "soroche", como también lo llaman.

Pero usted no se arrepentirá de andar a paso lento por esta ciudad que parece rozar el cielo, porque sus restos arqueológicos, que evidencian la grandeza de la cultura preincaica de Tiahuanaco, sus originales construcciones coloniales y el inmenso lago Titicaca , son lugares de los que difícilmente podrá olvidar.

Son visitas indispensables:

En la ciudad


La Catedral, localizada en la Plaza de Armas, este hermoso recinto trabajado en piedra, es una muestra de la maestría y la imaginación de los constructores puneños, que supieron crear su propio estilo.
Su construcción fue auspiciada por Miguel de San Román, próspero minero de la zona y benefactor de la ciudad. La obra estuvo a cargo del alarife indígena Simón de Asto, quien concluiría los trabajos el 25 de mayo de 1747.

De estilo mestizo, la Catedral puneña muestra una imponente fachada de piedra, ornamentada con tallas de elementos indígenas (figuras humanas, sirenas con charangos y flores nativas de panti, buenas para curar las penas); estas contrastan con su cúpula y planta principal, propias del barroco del siglo XVIII.
Las líneas barrocas se mantienen en la monumental terraza de gradería y en las dos torres o campanarios laterales, con fabulosas columnas y pináculos, elementos que le dan al conjunto arquitectónico, un aspecto imponente y majestuoso.
Su interior es amplio y sencillo. En el altar mayor, hecho de marmolina, resaltan las imágenes de la Virgen de los Remedios y el Señor de la Agonía o Señor de la Bala. Y en los muros laterales se observan lienzos religiosos de inspiración italiana y de la escuela cusqueña.
La Catedral abre sus puertas desde las 7:00 horas hasta las 12:00 horas y desde las 15:00 horas hasta las 18:00 horas (los sábados hasta las 19:00 horas).

Iglesia San Juan, sencilla y austera, de adobe. Fue construida hace más de 200 años para ser el templo de los indígenas, los desposeídos y los marginados.
Quizás por esas razones es el “hogar” de la Virgen de la Candelaria, la patrona de Puno, la queridísima “mamacha” que aparecía milagrosamente para salvar a los mineros explotados de Lacaycota o exterminar a las serpientes, sapos y hormigas hercúleas, enviadas por el Diablo con la misión de acabar con la capital altiplánica.
Reconstruida en 1876, San Juan presenta una fachada de estilo ojival francés, con tres hermosos altares góticos y lienzos religiosos en su interior.
El templo se viste de fiesta en febrero, cuando miles de devotos de la ciudad y el campo, acuden a esta “Casa de Dios” para participar en las pomposas y coloridas celebraciones en honor a la Virgen de la Candelaria.
Se encuentra frente al parque Pino, a pocas cuadras de la plaza de Armas.



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PERU CULTURAL

Buque Museo Yavarí


Museo Municipal Dreyer, en su interior se exhiben valiosas cerámicas, tejidos e instrumentos de oro y plata de la época preincaica, principalmente de la cultura Tiahuanaco, que fue la máxima expresión del pueblo Aymara.
Valiosas piezas coloniales, documentos referidos la fundación española de la ciudad, lienzos costumbres y una colección numismática, complementan la muestra de este museo que fuera fundado por ciudadano alemán Carlos Dreyer, destacado pintor y coleccionista de antigüedades.
Tras la muerte de su promotor, el municipio adquirió el museo. Se encuentra en la calle Conde de Lemos 289, plaza de Armas.

Casa del Corregidor, sobria vivienda colonial declarada Monumento Histórico por el Instituto Nacional de Cultura en 1980. Fue propiedad del cura Silvestre Valdés, hombre de Dios que en 1701 legaría el inmueble a la iglesia, con la condición de que las autoridades eclesiásticas la convirtieran en capellanía perpetua de misas.
Su voluntad se cumplió hasta los primeros años del siglo XIX, cuando los prelados la vendieron a Miguel Pascual de San Román. Posteriormente, la casa tendría otros dueños, entre ellos María Manuela de Orellana, hija de Joaquín de Orellana, corregidor de Puno.
Con el paso de los años el inmueble fue dividido en dos partes desiguales. En la más pequeña se acondicionaron las salas del museo Dreyer; mientras que el resto de ambientes continuaron como vivienda. El sector habitacional tiene 600 metros cuadros (más de la mitad de las dimensiones originales).
En la actualidad, la casona es un espacio cultural con muestras permanentes y temporales del arte puneño, una biblioteca, un vídeo club, un café bar y una cabina de Internet.
Se encuentra en el jirón Deustua 576 y atiende al público de miércoles a viernes desde las 10:00 horas hasta las 22:00 horas y los sábados desde las 10:00 horas hasta las 14:30 horas y desde las 17:00 horas hasta las 22:00 horas.

Balcón del Conde de Lemos, de estilo colonial y vistosas tallas de madera, su nombre surge de la creencia de que el virrey Conde de Lemos, echó un vistazo a las calles puneñas desde este mirador urbano. La máxima autoridad hispana había llegado al altiplano en 1668, para sofocar el alzamiento de los hermanos Salcedo.
El balcón es parte del complejo cultural del Instituto Nacional de Cultura de la región Puno. Se encuentra en el cruce de las calles Deustua y Conde de Lemos, al costado de la Catedral.
Atiende al público de lunes a viernes desde las 8:30 horas hasta las 16:00 horas.

Arco Deustua, pintoresco monumento de piedra labrada provisto de dos glorietas laterales. Fue construido en 1847 para homenajear a los soldados caídos en las batallas de Junín y Ayacucho, gestas heroicas que sellaron la independencia del Perú en 1824.
Se encuentra en la 2da cuadra del jirón Independencia.

Cerro Huajsapata,
desde este mirador natural de piedra caliza se obtiene un completo panorama de Puno y del maravilloso lago Titicaca. Tiene 45 metros de altura y, según las leyendas, su pétreo corazón albergaría una serie de caminos subterráneos que conducirían al Qoricancha (Templo del Sol) del Cusco.
En la cima de Huajsapata se erigió un monumento en honor al mítico Manco Capac, el fundador y primer soberano del imperio Inca, quien, por mandato de su padre el sol, habría emergido de las aguas del Titicaca, para sembrar con su compañera Mama Ocllo, las semillas civilizadoras del Tawantinsuyo, el mayor estado andino.
Se encuentra a 4 cuadras de la Plaza de Armas.

Malecón Ecoturístico Bahía de los Incas, divertido paseo peatonal en las orillas del lago Titicaca (3,815 m.s.n.m.). Tiene un kilómetro de extensión y, al recorrerlo, se contempla la azul inmensidad de este fabuloso mar interior y de la bahía puneña.
En el malecón hay una laguna de 20 hectáreas, en la que se realizan actividades recreativas (se alquilan botes y pedalones). Se encuentra a 8 cuadras de la plaza de Armas.

Parque Mirador Puma Uta, ofrece una vista diferente de la ciudad y la bahía de puno. Fue inaugurado en el 2004 y en su parte central muestra una fuente de agua con la imagen de un puma de piedra, felino de gran importancia en la cosmovisión andina y altiplánica.
Se encuentra en el Alto Puno, a 3 kilómetros al noroeste del centro de la ciudad.




LAGO TITICACA

Legendario mar interior compartido por Perú y Bolivia. Según las voces del pasado, de las aguas del Titicaca emergieron Manco Capac y Mama Ocllo, la pareja primigenia enviada por el dios Sol, para sentar las bases del Tawantinsuyo, el mayor imperio andino.
El Titicaca es el lago navegable más alto del mundo (3,815 m.s.n.m.) y el segundo en tamaño de Sudamérica con 8,400 kilómetros de superficie, 194 kilómetros de longitud y 65 kilómetros de ancho. Su profundidad es de 227 metros y sus aguas tienen oscilan entre los -10° y los 12° centígrados, siendo el hábitat de una gran diversidad de especies de flora y fauna.
Más allá de su riqueza ecológica y sus bellos paisajes, en la superficie del “Lago Sagrado” -como también se le conoce- hay numerosas islas habitadas por quechuas o aimaras y un archipiélago con islas flotantes hechas de totora (planta de tallo erguido, entre uno y tres metros de altura, que crece en los esteros y pantanos andinos).

Reserva Nacional del Titicaca, creada en 1978 para proteger 37 mil hectáreas de totorales de la zona sur y norte del lago Titicaca, el lago navegable más alto del mundo, con una altura de 3,815 m.s.n.m.
La reserva está dividida en dos sectores: Ramis, en las provincias de Huancané y Ramis; y Puno, en la provincia del mismo nombre.
La zona alberga decenas de especies nativas de aves (más de 60 entre residentes y migratorias), peces (4 familias diferentes) y anfibios (18 especies originarias); además, existen tres islas: Huaca Huacani, Toranipata y Santa María.
En la reserva del Titicaca, según información del Instituto Nacional de Recursos Naturales (INRENA), hay especies en peligro de extinción, como la parihuana flamenco (Phoenicopterus ruber chilensis), el flamenco de james (Phoenicoparrus jamesi), y el flamenco andino (Phoenicoparrus andinus).
Otras aves del “Lago Sagrado” son el zambullidor del Titicaca (Centropelma micropterum), el yanavico (Plegadis ridgwayi), el cormorán (Phalacrocórax brasilianus).
También hay mamíferos como la vizcachas (Lagidium peruvianum), el cuy silvestre (Cavia tschudii osgodi) y el zorro andino (Pseudalopex culpaeus).
En lo referido a la flora, en la reserva se han identificado 12 variedades de plantas acuáticas, entre ellas la totora (Scirpus totora), una de las principales fuentes de sustento de la población lacustre.

La Isla de los Uros, localizada al norte de la bahía de Puno, esta isla de densa vegetación, formada especialmente de totora, es uno de los atractivos más singulares del turismo mundial.
La isla es habitada por 2 mil Uros, quienes dicen ser "kot-suña" (el pueblo del lago), lo que implica tener sangre negra, no ahogarse ni sentir frío. Es por eso -aseguran ellos- que pescan con facilidad.
El peculiar archipiélago tiene alrededor de 50 islas flotantes, tejidas con los tallos de la totora. Su superficie es renovada cada 60 días por los Uros.
La población en las islas fluctúa entre los 30 y 50 habitantes. Ellos hablan quechua o aimara y tienen en la totora (Scirpus totora), su principal recurso. Con esta fibra vegetal construyen y techan sus casas.
En cada comunidad, los hombres se dedican a la pesca artesanal, la construcción de las balsas de totora y la taxidermia, mientras que las mujeres elaboran tejidos y artesanías que se ofrecen a los turistas.
Entre el puñado de comunidades existentes en el archipiélago, destacan Chulluni –la de mayor dimensión-, Toronipata, Santa María y Paraíso.
Se encuentra en la bahía de Chuchito -5 kilómetros de Puno-, en una zona fría y seca a 3,810 m.s.n.m. La única vía de acceso es la lacustre (las lanchas zarpan desde las 7:00 horas hasta las 14:00 horas, aproximadamente).

La Isla de Taquile, se encuentra a 35 kilómetros al este de la ciudad de Puno. Su extensión es de 6 kilómetros cuadrados. Destaca por sus variados microclimas y por ser la más grande de todas las islas del Titicaca.
En el pueblo de Taquile (3,950 m.s.n.m.) existen zonas arqueológicas de las civilizaciones Tiahuanaco e Inca; pero no sólo eso, en la isla todavía están vigentes los principio morales incaicos: Ama Sua (No robes), Ama Quella (No mientas), Ama Lulla (No seas flojo).
Si alguno de los más de mil habitantes transgrede estos preceptos, tiene que rendir cuentas a las autoridades de la comunidad, las que pueden condenarlo con el destierro.
Los taquileños no sólo son excelentes tejedores y artesanos, sino, fundamentalmente, gente trabajadora, fraterna y hospitalaria.
Ellos no dudan en compartir sus casas, su sapiencia ancestral con los viajeros de todo el mundo que llegan a su isla, sí, su isla, porque la comunidad –de forma tesonera y solidaria- fue comprando su territorio de a pocos, en un proceso que duró varias décadas.
Cuenta la historia que en 1580 Taquile fue entregada al español Pedro González, el primero de sus dueños. En los siglos sucesivos la isla sería una hacienda y su población autóctona quechuhablante, sería vilmente explotada. Fueron tiempos de opresión y oscuridad.
A inicios del siglo XX la isla se convertiría en una prisión. Todo parecía ir de mal en peor para los nativos, hasta que en la década del 30, empezaron a comprar la isla de parcela en parcela. No había otra forma. Ellos no eran ricos y el dinero escaseaba, siempre era insuficiente.
Lo que no escaseaba era la paciencia, la decisión, el compromiso de recuperar las tierras de sus ancestros, para vivir mejor y sentirse dueños de sus campos y chacras. Dueños de su presente y su futuro. La estrategia fue un éxito: en 1970, Taquile, otra vez, fue de los taquileños.
Reposo y tranquilidad son dos palabras que podrían definir a este pueblo lacustre de sencillas casas de adobe y vistoso arcos de piedra. En sus callecitas de quietud, los hombres se reúnen para conversar y tejer, mientras las mujeres hilan o se dedican a las labores domésticas.
Eso no es todo, en la isla hay interesantes vestigios tiahuanacotas e incaicos, recintos en los que se rendía culto a la Pachamama (Madre Tierra) y al Inti (Dios Sol). Estos se encuentran al norte y al sur de Taquile, en los sectores conocidos como Hanacc Cari (habría vivido la nobleza) y Uray Cari (destinado al pueblo), respectivamente.
Para visitarla se deben abordar las lanchas que zarpan a partir de las 7:00 horas del puerto de Puno. El viaje dura más de dos horas. Al desembarcar en la isla hay que caminar cerca de 30 minutos.

Isla de Amantaní, frente a la península de Capachica y a 38 kilómetros del puerto de Puno. Localizada a 3,817 m.s.n.m. cuenta con dos atalayas naturales para contemplar el Titicaca, y varias construcciones prehispánicas, como los templos ceremoniales de Pacha Mama y Pacha Tata, con tallas de la cultura tiahuanaco. Otros vestigios arqueológicos son el sillón de piedra Inca Tiana y un cementerio de momias.
A estos atractivos se debe de añadir su vistosa flora, con hermosas cantutas (Cantua buxifolia) –la flor nacional del Perú- y otras especies oriundas como el kolly y la queñua. Igualmente es notaria la presencia de eucaliptos, un árbol foráneo que se ha adaptado a las alturas.
En sus 9 kilómetros de superficie hay 8 pequeñas comunidades. Su población de origen quechua se dedica a la agricultura en antiguos andenes, al tejido, la cerámica, la cestería y al tallado. En los últimos años el turismo se ha convertido en una actividad económica importante.
En la isla no hay hoteles, únicos alojamientos son las habitaciones acondicionadas en las casas de los lugareños, quienes no dudan en albergar a los viajeros y compartir con ellos sus comidas, costumbres e historias.
Para visitar Amantaní hay que abordar una lancha en el puerto de Puno (zarpan a partir de las 7:00 horas). El viaje dura 3 horas, aproximadamente.

Isla Suasi,
por su plácido ambiente, sus maravillosos paisajes y escrupuloso cuidado del equilibrio ecológico, este pedazo de tierra en la superficie del Titicaca, es un singular paraíso que permite escapar del ruido y caos urbano.
En las 43 hectáreas de la isla, se ha implementado un modelo ejemplar de desarrollo ecoturístico, en el que las atávicas labores de la población (agricultura, pesca artesanal y textilería) conjugan con la filosofía medioambiental del Albergue Rural Suasi, que utiliza la energía solar, entre otras medidas tendientes a la protección del entorno.
Para visitarla hay que llegar a la comunidad de Cambría (3,810 m.s.n.m.), a orillas del lago Titicaca y a 157 kilómetros de Puno.

Isla Anapia, es parte de un archipiélago del lago menor del Titicaca (Wiñaymarca), formado por las pequeñas islas de Patahuata, Ccaño, Yuspique y Suana, las mismas que son habitadas por comunidades cargadas de historia y tradición que tienen en la agricultura y la pesca artesanal, sus principales actividades económicas.
En Anapia -la isla más poblada del archipiélago con 300 familias- se desarrolla un interesante proyecto turístico, a través del cual los comuneros ofrecen sus casas a los viajeros, generando una importante experiencia de intercambio cultural.
Durante su estadía los visitantes se alimentan con papas, habas, quinua y trucha (base de la alimentación local) y aprenden las costumbres de los lugareños, como la challa o “pago a la tierra”, el casarasiri, o matrimonio, celebración en la que participa toda la comunidad, y el ratuchi, es decir el primer corte de pelo de los niños recién nacidos.
La experiencia se complementa con divertidas caminatas, visitas por restos arqueológicos y excursiones a las islas cercanas como Yupisque, la más extensa del archipiélago, donde existe una reserva de vicuñas.
Para llegar a Anapia hay que embarcarse en Punta Hermosa (Yunguyo), a 128 kilómetros de Puno. El viaje en lancha dura 2 horas con 30 minutos.

Barco Yavari, se encuentra fondeado en la bahía de Puno y es catalogado por el Instituto Nacional de Cultura (INC) como el Primer Buque Museo del Perú. La historia de la emblemática embarcación se remonta a 1861, cuando el gobierno peruano presidido por el mariscal Ramón Castilla, ordenó la construcción de dos cañoneras para salvaguardar la soberanía nacional en el lago Titicaca.
Las cañoneras se construyeron en un astillero inglés y llegaron como un rompecabezas (entiéndase desarmadas) al puerto de Arica que, en ese entonces, era territorio peruano. Desde allí fueron llevadas en tren hasta la vecina ciudad de Tacna.
Lo que vino después fue una tarea titánica, porque las piezas se trasladaron a lomo de bestia hasta las orillas del lago Titicaca, donde serían rearmadas exitosamente, tanto, que la Yavari se mantuvo en funcionamiento durante un siglo.
Al ser “dada de baja” por la Marina de Guerra del Perú, el buque empezó a deteriorarse rápidamente, hasta que en 1987 fue adquirida por la Asociación Yavari, liderada por Muriel Larken; entonces, se inició un exhaustivo trabajo de restauración, recuperándose numerosas piezas originales.
Actualmente quienes visitan el buque recorren su proa, las cubiertas principales y la sala de máquinas, en la que el viejo motor Bolinder sigue operativo, siendo el más grande y antiguo en su tipo en todo el mundo que se mantiene en buen estado.




ALREDEDORES DE PUNO
Sillustani: Se encuentra a 34 kilómetros de la ciudad de Puno y es una de las zonas arqueológicas más grandes de América. Las chullpas, impresionantes monumentos funerarios que se encuentran en este lugar, fueron construidas por los Collas y tienen más de 12 metros de altura.
Las chullpas son colosales estructuras cónicas que presentan un mayor diámetro en su parte superior. Hechas de piedra en distintas épocas históricas, estos impresionantes vestigios arqueológicos se encuentran diseminados en una superficie 150 hectáreas, a orillas del lago Umayo (3,840 m.s.n.m.)
En Sillustani hay cerca de 90 de construcciones funerarias, siendo la más impresionante la chullpa del Lagarto, con 12 metros de alto, un diámetro de 7.20 metros en su base y de 7.60 metros en la parte superior.
La mayoría de estos monumentos funerarios son de origen colla, aunque también se han encontrados vestigios de la cultura Pucará (200 a.C.) y construcciones de clara influencia incaica.
En la zona arqueológica hay un Museo de Sitio que exhibe piezas collas, tiahuanacotas e incaicas.

Complejo arqueológico de Cutimbo,
antiguo cementerio con chullpas prehispánicas de forma circular (con cierta semejanza a los torreones europeos), erigidas en la cima de una montaña del distrito de Pichacani, a 15 kilómetros del centro de Puno.
Erigidas con grandes bloques de piedra entre los años 1100 y 1450 de nuestra era, las chullpas de Cutimbo habrían sido el lugar de descanso de las elites lupacas y collas (grupos aimaras), aunque también existen algunos vestigios incásicos.
Al igual que en Sillustani, el tamaño y la calidad del acabado de la chullpa, refleja la trascendencia del personaje sepultado en ella. En Cutimbo, por ejemplo, algunos de estos monumentos funerarios presenten vistosos altorrelieves zoomorfos (pumas y culebras).
Muy cerca de los “mausoleos aimaras” se encuentra una caverna con pinturas rupestres; herencia de los primeros habitantes del altiplano. Su antigüedad sería de 8 mil años.
Cutimbo está localizado a la altura del kilómetro 17 de la carretera Puno-Moquegua.

Chucuito, es conocida como la “Ciudad de las Cajas Reales” por haber sido el centro de la recolección de impuestos en la época colonial. El bienestar económico de aquellos tiempos se refleja hasta hoy –aunque no con el mismo brillo- en sus añejas construcciones novohispanas, levantadas alrededor de la plaza de Armas.
Las iglesias renacentistas de Santo Domingo (siglo XVI) y La Asunción (siglo XVII) son dos ejemplos del rico pasado de Chucuito, ciudad de nostalgias coloniales que conserva sus callecitas empedradas y las fachadas de sus antiguas casonas de aires hispanos.
Pero no todo es colonial en la “Ciudad de las Cajas Reales”. En su geografía urbana hay un lunar prehispánico llamado Inca Ullo, un recinto rectangular edificado en la época inca
En el interior de Inca Uyo hay decenas de esculturas fálicas de piedra. Se cree que este conjunto arqueológico habría sido parte de un importante centro ceremonial, relacionado a la fertilidad. Su nombre en lengua aimara es traducido como “morada o lugar del Inca”.
Chuchuito se encuentra a 18 kilómetros del centro de Puno.

Juli, se encuentra a 79 kilómetros al sur de Puno y es llamada la “Pequeña Roma de América o la Roma Aimara” por los cuatro templos católicos de su centro urbano y por haber sido un importante bastión de los misioneros jesuitas.
Capital de la provincia de Chucuito, fue fundada en 1534 por religioso dominicos, orden que sería reemplazada tiempo después por los jesuitas, quienes crearon un centro de preparación de misioneros en Juli. Al término de sus estudios, los religiosos eran enviados a Bolivia y Paraguay, donde difundían la palabra de Dios.
La presencia jesuita generó una intensa vida cultural y religiosa. Por esta razón, en Juli se instaló la segunda imprenta del virreinato del Perú en 1599; pero los mayores atractivos de la ciudad, son sus bellas iglesias virreinales.
Iglesias como la de San Pedro o la de San Juan de Letrán. La primera es de estilo barroco y fue construida en el siglo XVI por los dominicos (ellos la llamaban Santo Tomás); la otra atesora hermosos lienzos que habrían sido elaborados por Bernardo Bitti, reconocido artista jesuita.
Hay dos templos más pero su estado de conservación no es el óptimo. Sin embargo hay que darle un vistazo a la iglesia de Santa Cruz (con su fachada de tres cuerpos y columnas de estilo corintio) y La Asunción (construida en 1620).
Otros vestigios arquitectónicos coloniales son la casa de Zavala o la Inquisición, ubicada en la plaza Mayor.

Pomata, es un vistoso poblado de raíces aimaras en lo alto de una colina (3,497 m.s.n.m.), posición que lo convierte en un espléndido mirador del lago Titicaca y la península de Copacabana (Bolivia).
En Pomata se debe visitar la iglesia de Santiago Apóstol, considerada como una de las mayores expresiones de la arquitectura mestiza colonial aimara. Hecha con piedra de sillar rosa, su portada principal es muy ornamentada, mientras que su torre de esquina lisa, se asemeja a los campanarios cusqueños. En su interior hay galerías subterráneas o catacumbas, con los restos de los obispos y arzobispos del altiplano.
Pomata se encuentra en la provincia de Chucuito, a 105 kilómetros al sur de Puno.

Juliaca, por sus numerosos mercados, galerías, ferias agropecuarias y artesanales, es la capital comercial de la región Puno. En su casco urbano se encuentra el aeropuerto Internacional Inca Manco Capac, el único del altiplano peruano.
Localizada a 3,850 m.s.n.m., Juliaca es una cuidad desordenada y hasta cierto punto caótica, sin embargo, hay que tener un poco de paciencia y tomarse unos minutos para visitar la iglesia novohispana de Santa Catalina, de claro estilo barroco mestizo. Fue erigida en el siglo XVI.
Otro lugar de interés es el Cristo Romano o Cristo Blanco, monumental escultura en la cima del Huayna Roque, cerro que para los antiguos pobladores del altiplano fue un apu (montaña protectora).
Juliaca, capital de la provincia de San Román, está localizada a 44 kilómetros de Puno.

Lampa, de origen preincaico, la “Ciudad Rosada o de las Siete Maravillas” conserva valiosas construcciones coloniales que la convierten en un reducto del pasado y de la arquitectura virreinal del altiplano. Rodeada de bosques de queñoales (un árbol andino) y puyas de Raimondi, Lampa –capital de la provincia del mismo nombre- conserva un bonito núcleo urbano, con centenarias casonas pintadas de rosa (de ahí su apelativo); mientras que lo de las “Siete Maravillas”, hace referencia a sus monumentos y patrimonio histórico.
Uno de los lugares de mayor interés es la iglesia de Santiago Apóstol, declarada Monumento Nacional en 1941. Este edificio colonial de tres cuerpos fue construido entre 1675 y 1685, con sillar rosado y cal y canto.
En su interior sobresale el púlpito tallado, semejante al de San Blas, en el Cusco; la Capilla de la Piedad que alberga una preciosa réplica de la escultura del mismo nombre, tallada por el famosísimo Miguel Ángel Buonarroti; y una excepcional imagen conocida como el Cristo en Cuero.
Otra lugar de visita indispensable es el puente colonial, uno de los más hermosos de la región. Con tres arcos de cal y canto, fue construido en 1845 con piedras y revestimiento de sillar. Tiene 4 metros de ancho y 77,5 metros de longitud.
En los alrededores de Lampa –a 5 kilómetros- hay que conocer la cueva de Lenzora, con pinturas rupestres de 3 mil años de antigüedad.
Se encuentra a 80 kilómetros de Puno y a 33 kilómetros de Juliaca.

Pucará, tradicional pueblo de artesanos y alfareros conocidos por la fabricación de los llamados “toritos de Pucará”, astados de cerámica que se colocan en los techos de las viviendas, con fines decorativos y, de paso, para evitar las malas vibraciones.
De raíces preincaicas, el nombre del poblado deviene de una palabra aimara que significa “fortaleza”. En los alrededores de la zona urbana se conservan viviendas, centros ceremoniales, vestigios de construcciones subterráneas y monolitos de la cultura pucará (400 a.C. - 300 años d.C.), sociedad que alcanzó altos conocimientos astronómicos, arquitectónicos y de ingeniería hidráulica. Ellos adoraban al puma, al cóndor y al sapo. En Pucará hay que prestarle atención al museo Lítico, que exhibe estelas y esculturas zoomorfas, diversidad de ceramios y otras piezas de valor arqueológico.
Igual de recomendable es Kalasaya, localizado a un kilómetro del poblado de Pucará. Este presenta dos sectores: un área ceremonial con nueve pirámides y una zona urbana. El complejo se remonta al año 200 a. C. y tiene una superficie de 500 hectáreas. Fue restaurado en 1986.
Pucará se encuentra a 70 kilómetros de Juliaca y a 106 kilómetros al norte de Puno.

Baños Termales de Putina,
sus aguas ricas en cloruro sódico, magnesio y zinc, son ideales para las personas que padecen de enfermedades reumáticas y epidérmicas.
En los alrededores de los baños (sus aguas alcanzan 39° centígrados como promedio), hay un hermoso bosque de puyas de Raimondi, la inflorescencia más grande del mundo. Pero eso no es todo, la zona es habitada por camélidos sudamericanos (vicuñas y alpacas).
Los baños se encuentra en la localidad de Putina, a 137 kilómetros de Puno. Atienden de martes a domingo desde las 8:00 horas hasta las 21:00 horas.

Ayaviri,
su arquitectura colonial, sus reconfortantes baños termales y fantásticas formaciones rocosas esculpidas por la naturaleza, hacen de la capital de la provincia de Melgar, un destino capaz de satisfacer las inquietudes viajeras, de quienes recorren los 137 kilómetros que la separan de Puno.
En la ciudad destaca la Catedral de imponente fachada barroca mestiza. El templo, edificado con piedra de cantera y clara influencia cusqueña, deslumbra por sus dos macizas torres.
Bajo la advocación de San Francisco de Asís, fue ascendida a Catedral en 1959, al establecerse el obispado de Ayaviri.
El itinerario viajero no debe ignorar la visita a los baños termales de Pojpojquella, a 5 cuadras de la plaza de Armas. Y, en los alrededores urbanos, hay que echarle un vistazo al cañón de Tinajani, el “Baño del Diablo” en español, singular formación rocosa en la que se observan extrañas figuras antropomorfas. Se encuentra a 12 kilómetros de Ayaviri.
Antes de empezar sus excursiones o, quizás, para cerrarlas con broche de oro, anímese a probar el cancacho, un delicioso cordero asado, excluyente e infaltable en esta tierra.

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